Avanzo por la senda que llevaba hasta la casa, dejando el auto a la orilla de la carretera.
Perdió la noción del tiempo y pronto la envolvió la noche.
En el periódico local necesitaban una nota de color. Algo banal para cubrir un espacio en blanco en una columna que nadie lee.
Con ese fin la enviaron a cubrir "La reunión del grupo de los mil cuentos".
La sobria construcción de madera se alzaba sobre la espesa bruma nocturna. Al acercarse se percato de los dibujos sobre los marcos de las puertas y ventanas. Pequeños bajorrelieves tribales semejantes a pájaros. El pórtico tenia colgados cazadores de sueños, plumas y otros objetos tallados. Al intentar golpear la puerta esta se abrió helando su sangre. Tanto como cuando vio la espectral figura que la invitaba a entrar y unirse al grupo que, detrás de el, estaba expectante a la visita.
La entrevista con "El grupo de los mil cuentos" había sido concertada para la semana siguiente; pero, por una fuerte discusión con su novio decidió ausentarse, aquella noche, de su apartamento en el centro de la ciudad. Anticipo la reunión sin informar a su editor. Nadie sabia que ella estaba en aquella casa.
En el centro del salón había una pequeña hoguera rodeada por piedras azules. Entorno a ellas estaban sentados unos 10 hombres y mujeres de diferentes edades. Con rostros austeros algunos, sosegados y hasta felices otros; pero todos con ojos atentos y puestos en la chica que, hermosa y simpática, ingresaba para unírseles en la ronda.
Tras presentarse la periodista y de forma intempestiva, una joven tomo la palabra:
-"Me sucedió que... cuando vi la cabeza de mi novio caer hacia adelante nunca supuse que lo que en realidad estaba haciendo era esquivar un cartel que había caído de su mástil, quedando paralelo al piso y a muy baja altura. El filo del cartel fue lo que se hundió en mi cuello, cortándome la cabeza. Entonces morí".
Un hombre dijo: -"Yo morí de cáncer... tenia cuarenta años. Era joven, fuerte... y engreído. Enfermedad maldita, nada se pudo hacer".
-"¿Que tiene de entretenido, divertido o incluso interesante el contar historias de como uno se imagina una muerte? Nada".
Pensaba la periodista.
-"Yo morí de un disparo de bala, cuando...".
-"Tiempo perdido y para nada diver.... ". Y cayo en un profundo sueño mientras las historias continuaban siendo contadas a su alrededor.
Un paseo por el parque, entre flores y pájaros, con su novio es un sueño lindo y apacible, que termina en pesadilla cuando el descubre que ella tiene un amante y ha suspendido la boda porque no sabe a cual de los dos ama realmente. Todo termina en gritos, reproches... golpes.
La voz chillona de la pequeña la despertó sobresaltada: -"...fueron ellos que con sus mentiras me llevaron a la horca, a suicidarme...".
Aterrorizada por sus pesadillas, las historias, la marca de la soga en el cuello de la niña.
La perforación de bala que mostraba el hombre orgulloso; el estado decrepito, enfermizo del canceroso... el pánico, el grito.
Se arrastro hacia el rincón mientras los del grupo la observaban fijamente. Se pusieron de pie rodeándola, acosándola.
-"Cuenta tu cuento". Le decían con voces profundas.
-"No. Yo estoy viva". Gritaba, sollozando de terror.
La voz salió de la nada; ninguna boca pronuncio aquellas palabras: -"Aquí no hay lugar para los vivos".
Entonces su rostro se ilumino. Incorporándose, enjugo sus lagrimas, inspiro profundamente y lentamente soltó el aire: -"Esta bien. Yo morí cuando..."
Perdió la noción del tiempo y pronto la envolvió la noche.
En el periódico local necesitaban una nota de color. Algo banal para cubrir un espacio en blanco en una columna que nadie lee.
Con ese fin la enviaron a cubrir "La reunión del grupo de los mil cuentos".
La sobria construcción de madera se alzaba sobre la espesa bruma nocturna. Al acercarse se percato de los dibujos sobre los marcos de las puertas y ventanas. Pequeños bajorrelieves tribales semejantes a pájaros. El pórtico tenia colgados cazadores de sueños, plumas y otros objetos tallados. Al intentar golpear la puerta esta se abrió helando su sangre. Tanto como cuando vio la espectral figura que la invitaba a entrar y unirse al grupo que, detrás de el, estaba expectante a la visita.
La entrevista con "El grupo de los mil cuentos" había sido concertada para la semana siguiente; pero, por una fuerte discusión con su novio decidió ausentarse, aquella noche, de su apartamento en el centro de la ciudad. Anticipo la reunión sin informar a su editor. Nadie sabia que ella estaba en aquella casa.
En el centro del salón había una pequeña hoguera rodeada por piedras azules. Entorno a ellas estaban sentados unos 10 hombres y mujeres de diferentes edades. Con rostros austeros algunos, sosegados y hasta felices otros; pero todos con ojos atentos y puestos en la chica que, hermosa y simpática, ingresaba para unírseles en la ronda.
Tras presentarse la periodista y de forma intempestiva, una joven tomo la palabra:
-"Me sucedió que... cuando vi la cabeza de mi novio caer hacia adelante nunca supuse que lo que en realidad estaba haciendo era esquivar un cartel que había caído de su mástil, quedando paralelo al piso y a muy baja altura. El filo del cartel fue lo que se hundió en mi cuello, cortándome la cabeza. Entonces morí".
Un hombre dijo: -"Yo morí de cáncer... tenia cuarenta años. Era joven, fuerte... y engreído. Enfermedad maldita, nada se pudo hacer".
-"¿Que tiene de entretenido, divertido o incluso interesante el contar historias de como uno se imagina una muerte? Nada".
Pensaba la periodista.
-"Yo morí de un disparo de bala, cuando...".
-"Tiempo perdido y para nada diver.... ". Y cayo en un profundo sueño mientras las historias continuaban siendo contadas a su alrededor.
Un paseo por el parque, entre flores y pájaros, con su novio es un sueño lindo y apacible, que termina en pesadilla cuando el descubre que ella tiene un amante y ha suspendido la boda porque no sabe a cual de los dos ama realmente. Todo termina en gritos, reproches... golpes.
La voz chillona de la pequeña la despertó sobresaltada: -"...fueron ellos que con sus mentiras me llevaron a la horca, a suicidarme...".
Aterrorizada por sus pesadillas, las historias, la marca de la soga en el cuello de la niña.
La perforación de bala que mostraba el hombre orgulloso; el estado decrepito, enfermizo del canceroso... el pánico, el grito.
Se arrastro hacia el rincón mientras los del grupo la observaban fijamente. Se pusieron de pie rodeándola, acosándola.
-"Cuenta tu cuento". Le decían con voces profundas.
-"No. Yo estoy viva". Gritaba, sollozando de terror.
La voz salió de la nada; ninguna boca pronuncio aquellas palabras: -"Aquí no hay lugar para los vivos".
Entonces su rostro se ilumino. Incorporándose, enjugo sus lagrimas, inspiro profundamente y lentamente soltó el aire: -"Esta bien. Yo morí cuando..."